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Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos

 

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El 24 de marzo una misión del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos, CDH se desplazó hasta la comunidad de "El Guayacan" en Quevedo, provincia de Los Rios para recoger testimonios directos de la situación de contaminación que sufren por acción de la Central Termoelectrica Quevedo II. Concretamente los pobladores denunció la emisión de gases de combustión, la ausencia de distancia y protección entre la planta y la población aledaña y el ruido constante producido por las máquinas. Además registramos testimonios de familias que viven cerca de la planta en la rivera de arroyo que actualmente padece visibles problemas en la piel. Ellos dijeron tener vomitos y fiebres frecuentes.

 

 


La población nos entregó informes oficiales de varias entidades de gobierno, especialmente del Ministerio del Ambiente, que confirman lo denunciado por la población. Sin emabargo, se mantienen los daños que la planta sigue provocando directamente a la población de "El Guayacán" e indirectamente a toda la ciudad de Quevedo.
El CDH produjo capsula documental sobre lo registrado en su vista que describe resumidamente esta grave situación que amerita respuesta urgente. Recomendamos ver: http://www.youtube.com/watch?v=suiy7PWGt9w

 

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Mas Información:
Crece el rechazo a Termoeléctrica Quevedo
Reporteros Populares - Costa
Escrito por Ángela Chávez
Martes 21 de Mayo de 2013 00:00
Quevedo.-
La zozobra en que viven miles de personas desde que la termoeléctrica Quevedo se instaló en el sector peri-urbano de Quevedo, aumentó al máximo en los últimos meses, a causa del probable desalojo que esta empresa estaría preparando y que afectará a quienes tienen sus fincas y viviendas en los 500 metros alrededor de la termoeléctrica.
“Nos prohibieron construir o hacer ampliaciones, y dicen que entregarán indemnizaciones por las propiedades antiguas, pero en el caso de las familias que no tengan un título de propiedad no sabemos qué va a pasar”, dice Manuel Arequipa, dirigente campesino local.
El 16 de Julio de 2012, a través del Oficio nro. CELEC EP-TPI-GUN-0877-12, el gerente de CELEC- Termopichincha, Juan Carlos López, pidió al Alcalde de Quevedo, John Salcedo, que se emita una ordenanza municipal “que establezca un perímetro alrededor de la Central Térmica Quevedo, a fin de mantener los actuales niveles de seguridad evitando la generación de nuevos asentamientos humanos”.
El portal del Municipio de Quevedo no registra una ordenanza en este sentido, sin embargo la empresa empezó hace varios meses a notificar a las familias que serían desalojadas.
Bolívar Pontón, coordinador de la Asociación Reina del Cisne y morador de Virginia 1, calcula que unas 2000 personas que viven en San Jorge, 17 de Marzo, Virginia 1, Guayacán, El Delirio, serán afectadas por esta “expropiación forzada”. Así mismo, infraestructuras que son de beneficio o uso público, como el colegio UEPAZ, una iglesia, el club de tropa de la Policía Nacional, un parque infantil, la escuela Isla Fernandina, la sede de la Junta Parroquial.
Éste no es el único problema atribuido a la termoeléctrica Quevedo. En agosto de 2010 se produjo un derrame de combustible en las instalaciones de esta Planta cuando todavía se encontraba en construcción, que contaminó un pequeño estero que atraviesa varias fincas. Las aguas con el hidrocarburo llegaron hasta el río Macul, afluente del Daule.
Se desconoce la cantidad de diésel vertido, o los impactos totales provocados. Las familias afectadas por el derrame no recibieron información luego de las inspecciones y tomas de agua realizadas por una técnica de Termopichincha. Manuel Arequipa explica que la contaminación se sintió en los barrios Virginia 1 y 2, Macul central, Villafranca, La Colonia, Delirio, Guayacán, San Jorge, 17 de Marzo, y recuerda que “las personas que utilizaron esta fuente de agua para bañarse tuvieron ronchas en todo el cuerpo, por varias semanas”.
Otro finquero, Gary del Campo, lamenta la falta de transparencia con que actúa CELEC-Termopichincha y el Municipio de la ciudad, a cuyas autoridades solicitó formalmente una copia del estudio de impacto ambiental de la Planta Térmica Quevedo. “No recibo hasta ahora respuesta de la empresa ni del alcalde, a pesar de que ya pasaron más de 3 años”, dice.
La termoeléctrica Quevedo está ubicada en un terreno de 283.800 m2, a 1.300 metros de la carretera Quevedo-El Empalme. Empezó a ser construida en el año 2009 y entró a funcionar en el 2011, impulsada por CELEC-EP en convenio con Termopichincha para tener una potencia instalada de 100 MW. Su costo es de 119 millones de dólares, financiados en un 40% por el IESS, y el restante 60% por el Ministerio de Finanzas.
Se trata, pues, de una obra pública. Lamentablemente esta condición no ha ayudado para que exista mayor respeto de los derechos humanos de la población sobre la cual recaen los impactos de esta obra. Gary del Campo se refiere al acta de compromiso entre CELEC y la comunidad firmada en el 2010 para construir el cerramiento de la termoeléctrica y asfaltar una vía que sirve principalmente para el desarrollo de las operaciones de la empresa. El documento establece que se tomarán en cuenta las inquietudes y sugerencias de la comunidad sólo “cuando sean técnica, económica y ambientalmente viables”.
“Las chimeneas de la termoeléctrica expulsan dióxido de carbono, óxido de nitrógeno, dióxido de azufre, que contaminan nuestras tierras y cultivos, los esteros, causan lluvia ácida, y nos provoca enfermedades de la piel, respiratorias, gástricas, hasta cáncer” explica Gregory Ayala, quien ha seguido con atención varios casos relacionados con este tipo de infraestructuras. Comenta, por ejemplo, que “Los moradores del sector de Fertisa, en Guayaquil, expulsaron en el 2005 a una termoeléctrica por los gases tóxicos que desechaba”.
En información de esa época pueden encontrarse declaraciones del Director Provincial de Salud encargado, Juan González, que hacen referencia a los impactos de la combustión del diésel por las operaciones de la barcaza Victoria II, una termoeléctrica a la que se responsabilizó de ocasionar, entre otras, alteraciones hormonales e inmunológicas que afectan con mayor severidad a mujeres embarazadas, niños y niñas.
La cantidad de diésel que consume la Termoeléctrica Quevedo es muy alta, dice Gregory Ayala, quien explica que “cada semana por las noches llegan entre 15 a 20 tanqueros de combustible”.
El modelo petrolero tiene impactos graves sobre la naturaleza, sobre todo en las fuentes de agua. Ángel Luis Brito, experto en temas de energía, advierte que las termoeléctricas requieren grandes cantidades de agua de buena calidad para mantenerse en operación, por lo que “es probable que sobre-exploten los acuíferos, si la Planta termoeléctrica está extrayendo agua subterránea, y de esta manera se afecte también la producción agrícola de la zona”, advierte David Reyes de Acción Ecológica.
A más de esto, está el problema ocasionado por los desechos. Según Brito “los vertidos de las termoeléctricas incluyen agua de hasta 200 grados de temperatura”.
Varios moradores afirman que la Termoeléctrica Quevedo desfoga sus desechos en donde se encuentra un estero que esparce la contaminación entre los cultivos de las fincas existentes y otra parte se filtra a las capas subterráneas. Posiblemente esto explica el hecho de que para muchas familias el agua de los pozos “ya no sirve”.
Así mismo, hay preocupación por la incidencia que tendrían los gases que emana la termoeléctrica en el plantel avícola que funciona apenas a 50 metros de la Planta.
Para las familias del sector es claro que quien debe irse es la termoeléctrica porque llegó cuando ya existían los barrios, las fincas, las viviendas, establecidas aquí desde hace más de 50 años. “Las autoridades del cantón y de la provincia, y quienes trabajan en derechos humanos tienen la palabra, porque lo que estamos viviendo aquí es un atentado a nuestra vida”, sentencia Ayala.
texto tomado de pagina de Acción Ecologica: www.agenciaecologista.info/costa/496-crece-el-rechazo-a-termoelectrica-quevedo
Fotos Billy Navarrete