Mi nombre es Ariel Carlina Zambrano Quiroz, soy una mujer trans de Chone, Manabí. Desde niña supe que quería ser mujer, quería ser bonita, libre. Pero mi familia nunca lo aceptó. Mis hermanos y mi padre, profundamente machistas, me maltrataban constantemente. A los 13 años huí, vestida como me sentía feliz: como Carlina. Me encontraron, me engañaron y me llevaron encadenada a una finca, donde estuve un año encerrada como un animal. Me daban un balde de agua a la semana para bañarme, me golpeaban cada vez que intentaba liberarme. No cometí ningún delito. Solo quería ser quien soy.
Tras escapar, me internaron varias veces: en un hogar de tránsito, en una correccional en Quito, en el hospital psiquiátrico Lorenzo Ponce, lugares donde sufrí golpes, abusos, y me trataron como loca por ser trans. Me daban pastillas, me encerraban, me insultaban. Luego, me gradué, trabajé, me convertí en chef y enfermera, traté de reconstruir mi vida.
Mi madre enfermó y fue mi responsabilidad cuidarla hasta su muerte. Mis hermanos nunca ayudaron. Después de su fallecimiento, comenzaron a perseguirme aún más. Me ofrecieron dinero para que dejara la casa, pero me negué. Entonces me secuestraron, encapucharon y me internaron en una “clínica” donde fui golpeada, humillada, forzada a comportarme “como hombre”. Me torturaron por 90 días. En la desesperación, me corté con una cuchilla de licuadora. Me dejaron desangrarme durante horas. Aún así, sobreviví.
Después, recién salida del coma por una agresión de mi pareja, mis hermanos me volvieron a secuestrar y llevar a otra clínica. Me golpearon, me pusieron en un colchón con clavos. Me salvó mi hermana de crianza, que me buscó hasta encontrarme. Ya no me podían encerrar legalmente, pero seguían intentando matarme.
Denuncié a mis agresores por delitos de odio. El juicio ha sido largo y lleno de obstáculos, audiencias suspendidas, discriminación en la misma judicatura. Hoy tengo miedo. Vivo encerrada por miedo. No puedo salir con vestido, no puedo caminar tranquila por la calle. Pero sigo luchando, no solo por mí, sino por todas las Carlinas que vienen detrás. Quiero justicia, porque nadie merece ser torturada, encerrada o golpeada solo por ser quien es. Yo soy Carlina, una mujer trans luchadora, trabajadora, y con derecho a vivir en libertad.
¿Quién es Carlina?
“Soy una mujer trans luchadora… si alguien me contrata es con la mejor perspectiva… si me toca ayudar, lo hago… soy una Carlina descomplicada, bromista, Carlina que quiere vivir su vida y no le hace daño a nadie”.
“Quiero justicia no solo por mí, sino por todas las Carlinas que vienen detrás. Yo puedo estar hablando hoy, y al otro día ya no estar. He sido amenazada de muerte, y si me pasa algo, ellos son los culpables”.
Testimonio registrado el 22 de mayo del 2025 en la oficina del CDH